The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Sembrador y Cosecha

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Propio 10 – Año A

 

Esta mañana, escuchamos una lectura de Isaías, y cuando yo lee esta lectura, inmediatemente pensé en el evangelio del sembrador. Escuchamos otra vez.

«Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar.

Nos enseña que Dios proveé lo que necesitamos a través de la vida. Quizás no pensemos mucho en esto, pero si tuvieras un rancho pusieras más atención en esto. Lluvia es muy importante en crecer el trigo o lo que sera que creces. Si tienes bastante lluvia tienes buena cosecha. Así es necesario pensar no solamente en la lluvia pero también en la nieve que en tiempo se derrite para ayudar empapar la tierra. Es un ciclo como nos dice Isaías, necesitamos la cosecha y de la cosecha consiguimos las semillas para el próximo año. Este año tendramos mucho trigo para hacer pan. Pan para todos.

Como el trigo para tener buena cosecha hay que hacer trabajo. Así mismo es la vida, como la lluvia y nieve para empapar la tierra, necesitamos amor para empapar el corazón y el alma. Si tenemos niños, no pudeen solamente crecer sin amor y por empapados con el amor son como una buena cosecha. Los niños crecen hasta su madurez y llegan a ser buenos adultos que pueden pasar la semilla para tener una buena cosecha y mantener el ciclo de la vida. Si es buena cosecha, cada semilla o persona da 30, 60 o 70 granos para propagar.

El sembrador es uno o una que ayuda mantener este ciclo. Puede ser un discípulo, minsionero, carpintero, pastor o Jesús que empapan en corazón con su amor y nos dan la buenas noticias. La verdad es que el Sembrador no sabe que esta bajo de la tierra cuando tira la semillas. El evangelio nos habla de los diferentes tipos de tierra. Por ejemplo, hay tierra llena de piedras, hay tierra llena de espinas, hay tierra llena de árboles y hay tierra fertíl y buena. Jesús nos dice que en todas tipas de tierra, las semillas pueden brotar pero no todas crecen.

Recuerdo cuando estuve en Egipto en medio del Desierto, parecía que solamente había arena. Por millas solamente arena con alacranes y arañas, viboras pero casí no se veía las hierbas o zarzas. Especialmente, nos se veía árboles.

Luego cuando empezamos a levantar las tiendas de compamiento y estábamos dando martillazos a los clavos grandes y no entraban a la arena. ¿Porque? Era porque bajo de la arena era piedra más o menos seis pulgadas bajo de la arena. Por esto era muy difícil, tuvimos que usar martillos mecánicos. Fue un trabajo muy difícil.

Es posible que el Sembrador también experimiento tierras como esta. Quizás tuvo tiempos dificiles enseñando a algunos de la gente que lo siguián. Así es importante saber que el propósito del sembrador era más que tirar las semillas y no tanto saber lo que estaba bajo de la tierra. El resultado del sembrador tirando las semillas es que esto produce hierbas o trigo de buena cosecha.

En esos dias y ahora, nosotros somos como las semillas y con tiempo algunos crecen bien. Pero los seres humanos, como las semillas, también necesitan buenas condiciones para crecer y dar buena cosecha para Dios y su reino.

En vez de zarzas crecerán pinos, en vez de ortigas crecerán arrayanes; esto hará glorioso el nombre del Señor; será una señal eterna, indestructible.

Isaías nos da estas palabras al fin de la primera lectura hoy. Su poema nos da esperanza en el futuro. Como tierra fertíl, los discípulos tienen que ser preparados y para ser discípulos necesitan oir, ver y estudiar las palabras y estar abiertos a transformar, cambiar su vida.

Tenemos tentaciones en nuestra vida, pero tenemos que luchar con los poderes malignos para llegar a ser discípulos. ¿Como nos criaron nuestros padres? ¿Tenemos raíces fuertes porque la tierra es buena o es tierra mala que falta lo que es necesario para crecer bien? Cada uno de nosotros necesitamos las palabras de Dios para guiarnos a través de la vida y con esto podemos dar buena cosecha. Las palabras de Dios y el corazón, alma y apoyo de nuestros padres terrenales nos ayuda en crecer en Dios y ser transformados en Dios.

Jesús nos dice santificado son tus ojos porque ven y tus oidos porque oyen. Les digo la verdad, muchos profetas y dichosos deseaban ser como los que ven y oyen. Si deseamos ser discípulos de Cristo tenemos que ver y oír para entender las enseñanzas de Jesús y verdaderamente entender lo que nos ha dicho. En las semanas próximas escucharemos más parábolas de Jesús. Jesús nos dijo que el propósito de las parábolas es para ayudar el pueblo comprender y enseñar. Y como nos dijo Jesús en verso nueve, Los que tienen oídos, oigan! Los que oyen el mensaje y lo entienden y dan una buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla.

AMEN.