The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Montañas, Oración y Transfiguración

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Transfiguración – Año A

 

Dios creó todo este mundo. La Bibla nos dice que Dios hizo todo en siete dias. Creó el mundo, creó los pez, los aves, todos animales y los seres humanos comenzando con Adan e Eva. Dios les hablo y les dio sus mandatos. Dios comenzó tener su conversación con los humanos.

Cuando Dios hizo el mundo, hizo los valles y las montañas.

Durante mi tiempo en este mundo, he subido algunas montañas. En El Salvador había una montaña que en verdad era volcán. Era montaña negra por las cenizas del volcán. No era muy alto, pero si era montaña. En Japón, yo subí con tres compañeros una montaña famosa, Monte Fuji. Otra que en verdad es volcán. Subimos en agosto y era una subida más que trece mil pies. Cuando llegamos al pico, había nieve. Pero también había una nube. No podíamos ver a bajo.

Aquí más cerca hay monte kennesaw. Cuando uno sube al pico, pues es una vista tan bonita. Uno puede ver a todos lados, al norte, al sur y Atlanta. También hay Stone Mountain, otra que cuando uno sube al pico, puede ver por todos lados. Dios hizo todo esto.

En las lecturas de hoy, escuchamos de Moisés que subio a monte sinaí a ver la zarza que no se quemaba. Él llego donde estaba la zarza donde Dios le dijo que se quitara las sandalias porque estaba en tierra santa. Moisés no podía ver su rostro, pero transfiguró su rostro. Su rostro resplandeció y brillaba. Cuando bajo del monte con los mandemientos, los hebreos tenían miedo. Por esto, Moisés se puso un velo y solamente se lo quitaba cuando hablaba con Dios.

En el Evangelio de Lucas, Jesús invitá a Pedro, Juan y Santiago que lleguen con él para orar. Hay muchos ejemplos cuando Jesús llega a orar.

En el principio de su ministerio, después de ser bautizado por Juan el Bautista, se fue a desierto para orar. Pero encontró satanás y sus tentaciones. Jesús rechazó todas las tentaciones de Satanás.

También Jesús oró despues de curar el leproso. ´Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oirlo y para que sanara de sus enfermedades. Él por su parte, salía restirarse a lugares solitarios para orar (Lucas 5.16). ´

Otra vez, después de sanar mucha gente, Jesús oró. En Marcos 1.35, Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fué a un lugar solitario, donde se puso a orar.

Cuando Jesús dio alimento a los cinco mil, y después de despedirlos, él subió a una montaña para orar a solo (Matteo 14.23). Al fin, después de su última cena, Jesús fué al jardin de Getsemaní para orar y dijo a los discípulos que se queden despiertos con él. Ustedes recuerdan que ellos se durmieron. Hay otros ejemplos cuando Jesús oró.

Aunque sin duda no deberíamos esperar tener experiencias como la de Jesús en la transfiguración de manera regular en oración, la transfiguración junto con los evangelios que involucran la oración, deben desafiarnos a buscar algo más elevado en la oración que hablar meras palabras con la esperanza de que es posible que Dios de alguna manera nos escuche. La oración debe ser la búsqueda de la poderosa presencia de Dios en nuestras vidas. También debemos recordar, con los discípulos en esta escena, que las experiencias dramáticas de la gloria de Cristo vienen con el llamado a escuchar y seguir en una obediencia costosa.

Después de que Pedro anunció que Jesús era el Cristo, el Mesías, Jesús invita a Pedro, Juan y Santiago a llegar con él y subir la montaña Hermón para orar con él. Cuando estaba orando, su rostro brillaba y también su ropa blanca brillaba. Era una transformación. Dios estaba con ellos, pero yo pienso que los discípulos todavía no sabían. Luego aparecieron Moisés y Elías, y tuvieron una charla con Jesús. Dicen que ellos representaban la ley y los profetas. Sus compañeros no estaban seguros en que hacer. Con eso dijeron. . . haremos tres chozos, una para cada uno. Una para Moisés, una para Elías, y otra para Jesús. Cuando estaba orando, su rostro brillaba y también su ropa blanca brillaba. Era una transformación. Dios estaba con ellos, pero yo pienso que los discípulos todavía no sabían.

Aunque sin duda no deberíamos esperar tener experiencias como la de Jesús en la transfiguración de manera regular en oración, la transfiguración junto con los evangelios que involucran la oración, deben desafiarnos a buscar algo más elevado en la oración que hablar meras palabras con la esperanza de que es posible que Dios de alguna manera nos escuche. La oración debe ser la búsqueda de la poderosa presencia de Dios en nuestras vidas. También debemos recordar, con los discípulos en esta escena, que las experiencias dramáticas de la gloria de Cristo vienen con el llamado a escuchar y seguir en una obediencia costosa.

 Así como mucha gente pensaban que debían hacer monumentos en este lugar para que todos sepan que paso en este lugar.

En ese momento oyeron una voz, la voz de Dios, ¡Este es mi amado Hijo, mi eligido, escuchenlo! Escuchenlo!

Dios siempre está con nosotros y nos escucha. Yo pienso que nos da respuestas pero nosotros no escuchamos muy bien. Pienso que Dios siempre nos da una respuesta a nuestras oraciones. Quizás algunas veces la respuesta es NO. Pero otras veces no escuchamos muy bien.

Mis hermanas y hermanos, no sé si algún día Dios nos hablará directamente, pero si podemos orar a Dios cada día, en la mañana, en mediodía, en la tarde, en la noche, y cada vez que comemos dar gracias a Dios. Si deseamos acercarnos más a Dios, como Nuestro Señor Jesucristo, hay que hacer nuestras oraciones a Dios a través de nuestros corazones y nuestra alma. Así podremos subir nuestra montaña y acercarnos.

Dios siempre está con nosotros y estará con nosotros cuando es tiempo parar subir nuestra montaña. ¡Escúchenlo!

AMEN