The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Desafiados de Esta Temporada

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Cuaresma 3 Año B 

 

En el nombre de Dios, Creador, Redentor y Santificador. Amen 

Los espacios sagrados son lugares donde los fieles se sienten especialmente cerca de Dios, lugares donde sienten que pueden comunicarse con Dios a través del culto, el ritual y otros tipos de oración. Como lugares donde el cielo y la tierra se encuentran, donde Dios se manifiesta, los espacios sagrados atraen a personas que buscan bendición, sanación y perdón. Entonces los espacios sagrados atraen a mucha gente y estos lugares pueden ser dondequiera. 

La cuaresma, quizás la temporada más personal porque debe ser enfocada en sí mismo y lo que cada uno ha experimentado. Es tiempo para cada uno que saque basura personal de su alma, de su corazón y de su mente. Es la temporada de autodisciplina, autoexamen y de arrepentirnos. Pues es oración, ayunar y cambiarse. Esta temporada de cuarenta días es un viaje de transformarse, una metanoia (dar la vuelta). 

¿Como serían los tiempos de Moisés y los Israelitas? El libro de Éxodo habla del camino, del viaje, la vida de los Israelitas caminando por el desierto, cruzando el mar rojo, y luego caminando como perdidos por cuarenta años hasta que llegan a una montaña. La montaña sagrada donde Dios vive. 

Quizás nosotros somos un poco como los Israelitas que caminaban por el desierto. Nosotros por este año pasado hemos caminado por nuestro propio desierto llamado la vida. No hemos caminado tantos años como Moisés y su pueblo, pero durante este tiempo mucho ha pasado. Cada vez que leemos los mandamientos de Dios, especialmente el texto del Decálogo -como solemos llamar a los Diez Mandamientos-, que fueron entregados a Moisés y al pueblo hebreo en el Sinaí, recordamos que el Señor es nuestro Dios, que él nos hizo y nos libra de la esclavitud del pecado, y que no hay otro dios más que él, por lo que le debemos honor, adoración y obediencia. Los Mandamientos no son reglas o leyes, pero son una manera en cómo vivir. Recuerden que había dos tablas de piedra en que los diez Mandamientos fueron escritos por el dedo de Dios. Una tabla en cómo debe ser su relación con Dios y la otra tabla en cómo debe ser nuestra relación con nuestros prójimos. Parece que todo está lo mismo hoy. Si ven a la distancia parece que hay una luz, todavía no brillante, pero si es una luz. Quizás los tiempos están cambiando, la vida también cambia por siempre. 

En el libro de Éxodo y la lectura de hoy y en esta temporada de la Cuaresma, Dios invitó a Moisés a la montaña donde le dio los diez mandamientos. Hoy Dios nos invita a reclamar los diez mandamientos. Son una guía para darnos una vida espiritual. Así para ´construir´ un espacio para experimentar una transformación para reconectarnos con Dios y con su pueblo para ser parte de algo más grande para sí mismo. 

Dios nos instruye a través de los diez mandamientos. Nos da la fundación por espiritualidad. Nosotros alabamos un Dios que desea un bienestar para todos porque es más por todos y no para sí mismo. 

En nuestro Evangelio, Jesús está haciendo algo más radical que simplemente limpiar el templo. En el evangelio de Juan siempre está sucediendo algo más profundo. En este caso, Jesús no sólo está limpiando el templo, sino que también lo está reemplazando. Jesús dice: "Destruyes este templo, y en tres días lo levantaré". 

Pero Jesús estaba hablando del templo de su cuerpo. Jesús está diciendo que, de ahora en adelante, la morada de Dios se encuentra en su persona. Un cuerpo mortal levantado reemplazará un edificio de piedra. Lo que el templo había sido en la vida israelita, Cristo mismo lo será para la comunidad cristiana. Por su muerte y resurrección, él se convierte en el punto focal de la presencia de Dios en la tierra. La presencia de Dios en el mundo ya no se identifica con un lugar sino con una persona. 

Durante su vida terrenal, Cristo se sometió a la ley de Dios completamente y vivió de acuerdo de la justicia divina. Incluso los relatos del nacimiento de Jesús enfatizan que el Señor cumplió todas las ordenanzas de ley desde que nació. También hablan del amor de Jesús por la “casa de su Padre”. En parte, eso explica su ira en el Templo en Jerusalén; el celo por la casa de Dios lo motivó a limpiarla de todo lo que se había hecho mal por la avaricia y el pecado humano y para cumplir la justicia. 

Y en la cruz de Cristo, esta sabia necedad, descubrimos la fuerza del amor de Dios, que Dios estaría dispuesto asumir la debilidad humana y continuaría amando en lugar de defenderse. Es un amor en el que Dios te llama a entrar. Este amor de Dios es la conexión que une a toda la creación. Pablo sabía que esto les parecería una tontería a algunos, pero aquellos que han experimentado esa conexión lo entenderían como sabiduría. 

Es por eso que Jesús destiló toda la ley judía en "Ama a Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo". Sabía que el amor era la conexión muy real que ya nos unía. Pablo nos enseñó una visión mundial con esa fuerte debilidad y sabia necedad de la cruz en el centro. Este amor eterno de Dios es la piedra angular sobre la que se sustenta el universo. 

¡Salgan para amar! AMEN.